El periodo 1910-1912 se vislumbró para la Compañía Fundidora como años de bonanza productiva al colocar grandes ingentes de estructuras de acero para la construcción de edificios y rieles y accesorios para el ferrocarril. Pero las ventas de artículos de acero implicaban un aumento en las líneas de producción dentro de los talleres de la siderurgia regiomontana. Por esta razón se instaló en 1910 un cuarto horno para la producción de acero que propició un aumento en la actividad en los molinos laminadores y por lo tanto, en la cantidad de artículos de acero acabados.

Esta formidable actividad originó también un incremento en el suministro de energía eléctrica que proporcionaba el área de Fuerza Motriz de la propia empresa, debido al aumento de su capacidad y a su diversificación productiva. Haciendo necesario, la firma de un contrato con la Compañía de Tranvías, Luz y Fuerza Motriz de Monterrey, S.A., para un suministro adicional de corriente trifásica, la que se convertiría en corriente continua con generadores comprados para este fin.

Para lograr dicho objetivo, se proyectó un edificio para albergar algunas máquinas convertidoras de energía eléctrica. El inmueble data de 1912 es un edificio de planta rectangular dividido con un entrepiso, donde se ubicarían dichas convertidoras de energía eléctrica.

A principios de siglo XX la firma alemana Siemens-Schuckert dominaba el trabajo de construcción y venta de equipo eléctrico pesado. Por ello, el director general de la Compañía Fundidora, Ing. Emilio Leonarz ordenó la compra de tres generadores eléctricos de corriente alterna (A.C.) para suministrar energía eléctrica a grúas de diferentes departamentos y las oficinas administrativas de la empresa acerera en Monterrey.